"Relicario de Piedras..."

La iglesia de Santa María de Linares -declarada Monumento Historico-Artístico en 1974- constituye el testimonio de la fe de un pueblo y tambien una singular conjunción de estilos quizá única en nuestra región.

Sus orígenes se remontan al siglo XIII y principios del XIV, en los que la primitiva iglesia-mezquita es sustituida por un templo de planta basilical de estilo gótico en su periodo de transición, construido junto al recinto exterior del castillo, con la ayuda de la iglesia diocesana y de los caballeros castellanos pobladores, cuyas armas figuran en las claves de sus catorce bóvedas de sencilla crucería, sostenidas por ocho columnas que muestran en todo su conjunto "la inimitable calidad de la piedra labrada", según su arquitecto restaurador Pajares Pardo.

Al paso de los siglos, esta llamada "iglesia antigua" es ampliada con varias capillas laterales y dos puertas situadas a Mediodía y Poniente, suprimiéndose la puerta primitiva, que se hallaba junto a la torre, facilitando así la instalación de los coros alto y bajo.

Llegada la segunda mitad del S. XVI, Linares obtuvo el Privilegio de Villazgo, decidiendo los linarenses contruir un templo de mayores proporciones, intentando para ello demoler la parte gótica. Las obras le fueron encomendadas a Andrés de Vandelvira, dando comienzo en 1573 la construcción del crucero hoy existente. Pero, al ser éstas suspendidas a los seis años de iniciadas, posiblemente por dificultades económicas, permitió que parte de la iglesia gótica continuara en pie y fuera ensamblada con la renancentista, lográndose así un singular conjunto estilístico admirado por propios y visitantes.

Textos de Juan Sanchez Caballero